
Las Nueve Magníficas Nos va a pisar! Escondeos pronto! Gritaba desesperada Marta a sus compañeras. Desde hace tiempo todo se había vuelto oscuro, y vivían entre sombras, sin entender lo que sucedía y ya sin esperanzas de poder avanzar. Al principio vieron como llegaron cuatro columnas, se movían acompasádamente, subiendo y bajando ritmicamente, de dos en dos, a veces una permanecía suspendida a centímetros del suelo, a veces las cuatros permanecían apoyadas en el suelo. Cuando estas columnas se movían iban destruyendo todo a su paso, todo quedaba reducido a piedras . Tanta destrucción horrorizó al pueblo, que intentó refugiarse escondiéndose en sus casas, o huir de él, solo aquellos quienes eran más temerarios. A medida que la destrucción avanzaba las ruinas que iba dejando a su paso levantaban una polvareda que ya no dejaba ver la luz, un techo de nubes grises se había instalado y había hecho crecer la confusión y la desesperanza. Pero Marta no iba a darse por vencida, ella no...